MÉRIDA CIUDAD
BLANCA
Ernesto de la Fuente
Mérida, capital del estado de Yucatán, en México, es una ciudad fundada por los
españoles el 6 de enero de 1542, cincuenta años después del descubrimiento de
América, Esto se debió a dos cosas: no había gran riqueza en esas tierras, y la
población indígena maya fue reacia de dejarse dominar por los peninsulares.
Estando la ciudad ubicada en una región tropical, el calor es un
elemento omnipresente en la vida de sus habitantes, es por ello que los
conquistadores mandaron construir sus casas de piedra, de techos altas, y con
un jardín interior. También ese fue el motivo por el cual la gente vestía de
blanco (color más fresco porque refleja y no retiene el calor), y pintaba sus casas del mismo color. La cal,
blanca, era utilizada para alejar a los insectos, por lo que albarradas, muros
construidos poniendo piedra sobre piedra, también estaban de blanco así como
los troncos de los árboles,
Esto hacía que los visitantes se toparan con el predominio del color
blanco por donde fueran y creó la imagen de “Ciudad Blanca”, que por muchos
años acompañó a la ciudad, siendo que hasta hace algunas décadas el Palacio
Municipal relucía de blanco.
No obstante, con el paso de los años, algún historiador trasnochado,
sacando a flote las viejas rencillas histórico-raciales que envolvieron a la península
en una cruenta guerra [la Guerra de Casta de 1847 a 1902], cambió la connotación
del calificativo “Blanca”, para darle un oscuro significado. Resulta que los
españoles, al realizar la conquista de la península yucateca, determinaron que
de todas las poblaciones fundadas, tres eran “exclusivas” para que vivieran
ellos: Mérida, Campeche y Valladolid. Entonces, el calificativo de “Blanca”
para Mérida, se convierte en un distintivo de la raza de sus conquistadores y habitantes:
blanca.
Esta teoría cae por su propio peso ya que ni Valladolid, ni Campeche son
reconocidas como “blancas”, pese a haber sido también exclusivas para
españoles. Con todo, esta última teoría es la que más se ha extendido y es la
que se les comenta a los turistas que la visitan.
Qué triste que mentes obtusas trastornen el calificativo dado a la bella
ciudad de Mérida, para revivir odios y rencillas históricas ya superados. Como
si durante el mes de mayo, en que la temperatura de la ciudad alcanza los 42
grados Celsius invitara a vestirse de colores obscuros y no de blanco.
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