¿POR
QUÉ VIERTO TINTA CREATIVA?
Por Ernesto de la Fuente
Comencé a escribir cuentos cortos cuando
mis hijos eran muy pequeños. Conforme crecieron, cuando les iba a dar las
buenas noches, inicié la costumbre de relatarles ficciones. Encender la luz
para leerlos les habría matado el sueño, así que me acostaba con ellos e
inventaba historias que, debo reconocer, disfrutábamos enormemente. Así
nacieron los cuentos de Tuchos, horribles miedos que se
materializaban y ellos destruían con su valor, la trama de una novela galáctica sobre Paul,
Krost Peluk, que fue todo un éxito y concluyó al crecer ellos y
enredarse terriblemente el argumento, y varias historias más que ya no recuerdo.
Esa experiencia narrativa me hizo darme
cuenta de que existen tres razones por las cuales escribo. La primera,
la más importante, es porque me produce gozo hacerlo. Disfruto
enormemente escribiendo y dándole rienda suelta a la creatividad que cabalga en
mi desbocada imaginación.
La segunda está íntimamente ligada a la
primera, de hecho no se puede concebir sin ella: me realiza poder transmitir,
a través de mis escritos, el gozo que experimento al escribir.
Si un solo lector capta ese gozo y lo hace suyo, me siento pleno como escritor
y ser humano.
La tercera
razón es un simple sueño que, pese a serlo, no me impide seguir escribiendo. Es
una meta y, estoy consciente, puede que no la alcance: quisiera obtener ingresos de lo
que escribo. O sea, quiero hacer de la escritura mi forma de
vida. Soy realista y sé que no es sencillo, máxime que tengo una
familia que depende de mí, pero eso no me impide soñar y desear que, algún día,
esto se cumpla.
Mientras tanto, me conformo con cumplir
mis dos principales razones: Gozar escribiendo y transmitir ese gozo. Si lo consigo o no, tú que me lees eres quien
mejor lo puede determinar…
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