Llegó a la estación empapada de besos. Cuando subió al tren ya había olvidado quien se los había dado.
Quería una séptima vez pero él ya no pudo más. En venganza ella no fue al entierro.
Anhelaba ese libro con todas las fuerzas de su ser. Cuando al fin lo compró, lo puso en el estante junto a los otros 456 libros que no había leído.
La orgía fue tan gratificante que cuando la quiso plasmar en un cuento, dejó la computadora y volvió con sus amigas a recrearla y así poder tomar notas de los minuciosos detalles.
Plasmó tan bien su neurosis en el cuento, que todo el que lo leía se apropiaba de ella y terminaba siendo peor que él.
Ernesto de la Fuente
muy bueno
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