VENDIENDO
Por Ernesto de la Fuente
Vino a verle con
la profunda convicción de venderle algo. Sin embargo, de entrada, cometió un
tremendo error: dio un precio tan inflado que al mencionarlo se desinfló. Quiso
venderle zanahorias a un conejo que llevaba treinta y tres años comerciándolas.
Bueno, pero mejor
que comerciar con zanahorias, es hacerlo con carne de conejo. Con eso no
contaba el conejo, que, por cierto, estaba muy sabroso.
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