Ojo enamorado

Ojo enamorado
En tu mirada

jueves, 7 de abril de 2016

SENTIDO ADIÓS:

DOÑA MIREYA

Por Ernesto de la Fuente

Cuando una persona se va de la vida deja un vacío que es muy difícil de llenar. No obstante, aunque la muerte se lleva la presencia física de una persona, no puede destruir los recuerdos, los afectos que se desarrollan en los corazones de quienes la trataron.
Los obituarios describen en breves pinceladas la obra de quienes parten de esta vida, pero ¿quién relata las emociones esparcidas que nos quedan y que son las que duelen más ante la ausencia? Es por eso que, ante la desaparición física de nuestra querida amiga y maestra de bibliotecarios Doña Mireya Priego López de Arjona, hemos recopilado el sentimiento de quienes tuvimos la dicha de convivir con ella en la Biblioteca Central Universitaria. Sea este un sentido homenaje de agradecimiento, y de solidaridad y afecto para con su familia:
— Mi corazón está detenido para no darme el lujo de sentir. Es pérdida para mí y descanso merecido para ella. Rosario Poot Sosa.
— Mujer valiosa e inteligente, capaz de reír, tener fe, esperanza, y en todo momento dar amor incondicional. Mujer sin igual que vivirá por siempre en los corazones de todos los que la amamos. Leydi Vázquez Borges.
— Mujer responsable y seria, de sonrisa y trato agradable. Puntual y cumplida en su trabajo, el cual desempeñó con el gusto de quien disfruta lo que hace. Maestra de bibliotecarios, quienes aprendimos a quererla y apreciarla. Juan Granados Navarrete.
— Persona excepcional, con grandes cualidades: elegante, inteligente, tenaz, generosa con sus bienes, dones y conocimientos. Amaba la biblioteconomía y disfrutaba la buena lectura. Mujer que se adelantó a su tiempo y destacó en un campo dominado por los hombres. Vivió una vida plena con mucho dolor y mucho gozo. Dios la templó en el crisol de la adversidad para forjar a ese ser maravilloso, sabio, humilde y deseoso de nuevo conocimientos que fue Doña Mire. Genny González Rivero.
— Como los buenos libros, siempre estaba dispuesta a aclarar una duda, a darte una explicación más profunda, otras referencias para que investigues más. Nos enseñó el orden en el trabajo, la constancia y la paciencia en todo lo que realizamos, a trabajar con los elementos con que contamos y a no esperar más. Nos enseñó a amar nuestro trabajo. Alguien digna de admiración, mujer valiente, dedicada a su familia y a las bibliotecas. Siempre la recordaré con cariño y admiración. Silvia López Cortés.
— Siempre la recordaré ahí sentada, con su sonrisa, paciencia y cariño que irradiaba. Nunca la vi enojada y sabios consejos daba, ya sea para una receta de cocina, asunto de amor o cosas de la vida o el trabajo. Fue un honor poder compartir tiempo con ella. Gabriela Ruz Hernández.
— Recuerdo su puntualidad, el disfrute de su trabajo con una sonrisa, el convertir la oficina en un hogar en el que nos encantaba vivir, su amor por las artes, las letras y la música. Nos enseñó a amar el conocimiento y a ponerlo en práctica, a no perder el tiempo y a aprovechar los breves lapsos para cultivarnos como personas. Tenía el don de la organización y de optimizar su tiempo: entre el quehacer de la casa, espacio para la lectura, y la oficina… se daba tiempo para alegrarnos con algún delicioso postre que ella misma preparaba.  Las Catedrales se construyen levantándolas piedra a piedra; los portentos mayores son los que se hacen con los actos pequeños de una vida diaria y ejemplar como la de Doña Mireyita. Rafael Pérez Herrera.
— Una de las virtudes más sencillas y útiles que me enseñó, fue que no es bueno quedarse con la duda. Ella siempre tenía la sana costumbre de ir matando la ignorancia que se le presentaba a lo largo de su jornada de trabajo. Como si se tratara de pequeñas arañas que tejieran sus telarañas en los rincones del conocimiento, doña Mireya acababa con las dudas esgrimiendo el diccionario. Jamás, justo es decirlo, se quedó sin investigar el significado de alguna palabra que le fuera desconocida. Gracias por el ejemplo cotidiano, por ese gran amor que siempre tuvo a la lectura y a los libros..
Mérida, Yucatán, a 16 de marzo de 2016. ERH. eduardoruzhernandez@gmail.com