LIBERTAD
Eduardo RH
La paciencia se me agota.
Años jugando con la idea de abandonar todo, escapar, y hasta este momento no me
decido. No puedo negarlo: soy rehén del miedo, mi gran captor. Dejar todo lo
conocido para irme detrás de una quimera es algo que no termina de convencerme,
pero ahora no tengo alternativas. Las condiciones de mi encierro son
insoportables. Aquella otrora amplia y confortable celda se ha convertido en
una asfixiante oquedad. ¿Dónde quedó el ambiente tranquilo, la paz y el
silencio que lo llenaban todo? El asfixiante calor y la estrechez de espacio me
oprimen. No hay opciones, debo irme, escapar, huir hacia la libertad, aunque
ello signifique abandonar todo lo conocido y perderme en la incertidumbre…
—Enfermera, desconecte al
paciente. Tiene muerte cerebral y tenemos a tres muy graves esperando un
respirador. El Covid 19 está ganando la partida.
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